Juego-Taller realizado en el Programa de Vivienda Transitoria del MOI-CTA 5/11/13
Agradecemos a todos por haber participado!
Agradecemos también a Franca por fotografiar la actividad!
Este Blog es parte de un proyecto de divulgación sobre la Huelga de las y los inquilinos de 1907.
Para saber por donde caminamos en la ciudad...
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Entierro de Miguelito Pepe (De Callao y Corrientes al Cementerio de la Chacarita) |
la marcha de las escobas... desde los conventillos de La Boca
¿Por qué será que los meses de octubre suelen ser de lucha en el calendario histórico popular? En esta oportunidad, evocamos una historia que pudo haber sido en los suburbios porteños allá por el año 1907. La insólita huelga de los inquilinos ya se había declarado formalmente en septiembre y no paraban de plegarse los conventillos a la resistencia al pago de los alquileres y por las mejores condiciones habitacionales. Los diarios curiosamente mostraban cierta empatía frente a las y los inquilinos en lucha. Destacaban las malas condiciones de vida en las humildes covachas que albergan a una persona y hasta a familias enteras, en precarias condiciones de higiene y con excesivos precios de alquiler. El patio del conventillo resultaba, al igual que la calle, una extensión del hogar, un espacio ya apropiado y poblado de todo tipo de personajes y situaciones. Sin dudas, los niños y las niñas eran protagonistas y dueños de estos espacios, siempre revoloteando alrededor de las faldas y jugando con lo que encuentren. Esa tarde de octubre de 1907, se reunía nuevamente el cómite de los y las huelguistas, para evaluar los últimos sucesos y pensar por dónde continuar la lucha. En esta oportunidad, abrió sus puertas la sociedad de resistencia “La Fragua”, de La Boca, barrio en donde se iniciaron las primeras protestas. El clima era de tensión pero esperanzado... La protesta se expandía y estaba tomando dimensión nacional, aunque no faltaban las trenzadas discusiones entre quienes eran más anarco defensores de la huelga y quienes se salían con planteos pretendidamente radicales del derecho a la vivienda, pero que terminaban restando esfuerzos y apoyos al sostenimiento de la resistencia. De a poco fueron llegando a la asamblea y acomodándose en el patio, con algún que otro mate circulando. Rosa llegaba acompañando a las doñas del conventillo en el que vivía hace un par de meses. Con sus jóvenes 18 años, ya tenía varias mudanzas a cuestas desde su madre patria España, dependiendo de cómo iba saliendo el trabajo y el humor de los caseros. Por suerte ese día no tenía que ir a la casa de la cogotuda de Palermo a limpiar ni remiendos que coser en el cuartucho del conventillo de la calle Suárez y Mendoza. En ese patio empezaba a hacer calor y la brisa de la tarde no llegaba más, pero no faltó alguno que con un poco de impetú organizativo, se dispuso a armar el temario. En eso estaba cuando llegó Miguel, uno de los delegados del conventillo Las 14 Provincias, trayendo algunas noticias un poco desalentadoras. María, Josefina, delegadas y casamenteras profesionales, la codeaban a Rosa cada vez que veían a aquel muchacho y Rosa se ponía colorada y decía alguna gallegada gruñoña. - La que me faltaba- pensaba algo superada sin dejar de ser infantil y pudorosa- Ya que no tengo hijos no voy a andar lidiando con mocosos libertarios, callejeando entre protesta y protesta-. Una vez que logra recuperar la concentración, escucha a Miguelito decir: - inquilinos, están saliendo ordenes de desalojo casi todos los días y no van a parar. El mandato que yo traigo en representación de mis compañeros y compañeras es el de llevar adelante una manifestación en Plaza Lorea ¡ya! para demostrar nuestra fuerza y denunciar las presiones policiales y los desalojos violentos que estamos sufriendo. Hace unos días, tuvimos un encontronazo fiero con los polis, en San Telmo-. Las reacciones de las y los participantes fueron en parte variada, algunos reaccionaron con sorpresa, otros con susto o desacuerdo, pero los y sobre todo las más apoyaban decididamente realizar una acción que hiciera más visible la huelga y así no perder el fragor de los primeros días. Eso pensaba Rosa pero nunca se animaba a hablar e inmediatamente pensaba que así nunca podría ser maestra, como quería desde que se incorporó a un círculo de lectura de Barracas, al que la invito una compañera de trabajo. Pero las doñas con las que venía, esas si que siempre se animaban a hablar sin omitir algún chascarrillo así como a barrer a escobazos a caseros y desalojadores. - A mí me parece que está muy bien lo que dice el chico – dijo envalentonada María y continúo: - Me contó una paisana que ese Falcón anduvo apretando a delegados de los conventillos, para que negocien con los propietarios y tampoco le tiembla la mano al él mismo en los desalojos para pegarnos duro., algo más jugado tenemos que hacer- A pesar del respeto que inspiraba esta aguerrida mujer a fuerza de partos y faenas, hubo quienes intentaron boicotear la medida por considerarla peligrosa. - Si las cagones no acompañan, marcharemos las mujeres y los niños – Vociferó provocadora Josefina, una tana efusiva y chicanera, desafiada por los dichos de algunos machistas y desmovilizadores. La marcha y concentración era ya un hecho y tanto Miguelito como Rosa se encontraban más que satisfechos con la rápida adhesión. Como nos podríamos imaginar en cualquier tiempo y espacio de las luchas populares, siguió un largo debate acerca de las cuestiones operativas del evento, día, hora, ¿a dónde vamos?, ¿qué queremos?, y todos los pormenores del hecho, ya haciéndose bastante tarde para lo acostumbrado. Sin embargo, algo estaba faltando... A Miguelito se le ocurrió que necesitaban alguna consigna o elemento que los identifique, que llame la atención a los trabajadores y trabajadoras que circularían por las calles, algo que pueda también convocarlos más allá de la lucha concreta pero partiendo de ella. Y ahí sí... A Rosa casi que se le salió de la boca, primero despacito y luego con voz más decidida y ocurrente: - ¡Marchemos con nuestras escobas! - Todo el mundo se entusiasmó y prendió la creativa idea: - Sí, ¡con las escobas con las que barremos a los caseros! - comentó otra de las mujeres presentes- Barramos de las calles de la ciudad a los usureros- sumó un obrero de la FORA. - y al hambre, la ignorancia, el abandono y la violencia- agregó una madre llorosa. - Esta dicho- cerró Miguelito desconociendo que no llegaría a la marcha que había agitado con tantas ganas, al caer por las balas de un legendario asesino y rompehuelgas de la policía antepasada de la PFA, de esos que siempre vuelven a nacer en la historia - el 27 marchamos empuñando nuestras escobas para barrer con las injusticias de este mundo.
DANIELA RODRIGUEZ
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